La invención de nuestros padres

La Historia.

¡Mueran los gachupines! Mi padre es gachupín,

el profesor me mira con odio

y nos cuenta la guerra de Independencia

y cómo los españoles eran malos y crueles con los indios -él es indio-,

y todos los muchachos gritan que mueran los gachupines.

 

Pero yo me rebelo

y pienso que son muy estúpidos:

Eso dice la historia

pero ¿cómo lo vamos a saber nosotros? Salvador Novo

 

 

1.

Un día nos dimos cuenta que estábamos trabajando sobre el tema de nuestros padres de manera constante, por eso armamos este ciclo.

La invención de nuestros padres engloba tres proyectos que buscan, de muy distintas formas, aproximarse a las personas que nos dieron la vida y, en mayor o menor medida, nos criaron y nos enseñaron a vivir.

Hablar de nuestros padres, pensar en nuestros padres, actuar a nuestros padres es, a fin de cuentas, un afán por inventarlos. Un intento por reconstruir algo sobre las ruinas de los recuerdos, con escombros, con ausencias, con deseos.

¿Qué sentido tiene hablar sobre unos señores que a los únicos que nos importan son a nosotros sus hijos? Ninguno, no tiene ningún sentido. Pero lo que queremos es centrar la atención en el proceso mediante el cual reorganizamos nuestra historia y en el mecanismo de construcción de subjetividad, de interpretación e interpelación con la realidad.

No es realidad lo que acabaremos contando, pero tampoco es ficción. No es ni la una ni la otra. Es ambas a la vez.

Sabemos que estas obras son injustas y parciales (es una tarea imposible narrar una vida sin amputarla) porque sus narradores estamos implicados en el caso: somos juez y parte. No vinimos aquí a decir la verdad, vinimos a mostrar la manera en la que hemos construido nuestra historia; mostrar este espacio en el que hemos conseguido, bien o mal, construir el pasado para proyectar el futuro y situar el presente.

Dice Carlos Fuentes: el pasado es siempre una novedad, creer que el pasado está muerto es condenarse a un futuro muerto también.

Vamos al pasado como quien va en busca de las llaves que nos permitan vislumbrar el futuro, no son ajustes de cuentas, son promesas, proyectos.

 

En la muerte de mi padre

 

Hoy recibí la noticia

de su muerte y lo confieso:

no padecí

el dolor inmenso Que dicen

Se sufre en estos casos.

 

Sólo experimenté una gran tristeza por tanto

desamor acumulado. Antonio Castañeda

 

2.

 

Nos interesa presentar las tres obras juntas por propiciar un diálogo entre las distintas subjetividades, entre el tema y las obras. Buscamos compartir distintos enfoques sobre el asunto, permitir una lectura “abierta” a partir de tres reflexiones distintas. Además nos interesa presentar tres trabajos que se encuentran en diferentes momentos de desarrollo y así, de paso, replantear la noción del espectáculo como productoacabado.

Los tres proyectos: El Rumor del Incendio, Se Rompen las Olas y

Montserrat nacen de motivaciones muy distintas y en fechas dispares.

El Rumor del Incendio es una obra que estrenamos a finales del 2010. Es una coproducción de Lagartijas Tiradas al Sol con la UNAM que desde su estreno se ha presentado en varios espacios en México y en muchos festivales alrededor del mundo.

Se Rompen las Olas es un proyecto que se estrena en esta temporada en El Milagro. Después de desarrollar la idea en el taller de José Alberto Gallardo, Mariana Villegas estrena su primer proyecto de creación en colaboración con Lagartijas Tiradas al Sol. Montserrat es una obra de Gabino Rodríguez que comenzó a gestar en el año de 2010 y a trabajarla con el apoyo de la beca de Jóvenes Creadores del FONCA. Es un proyecto aún no terminado y que encontrará su forma definitiva, si es que eso existe, a finales de este 2012.

Parafraseando a Alain Badiou, consideramos que escenificar algo implica un deseo de revuelta y que por ende no hay escena sin un cierto descontento con la realidad. Hay una necesidad de dar testimonio de lo que en la vida sucede, pero a la vez este testimonio es una selección, una invención, y este añadido entre lo que se presenta y lo que se acaba representando está constituido por la nostalgia, el resentimiento o la crítica de quien lo crea.

A la vez toda escenificación contiene una esperanza, la mera idea de preparar algo para que otros lo vean, de decir algo frente a otros, implica una confianza en el diálogo como mecanismo de transformación de nuestra percepción de la realidad.

Así, pensamos que el teatro tiene sentido en la medida en que nace como una revuelta y confiamos en que ésta puede cambiar a las personas, a la realidad.

 

Los padres

 

Los padres partieron. Tomaron las maletas y sonriendo dijeron en voz alta: Adiós.

Cerraron la puerta. Todavía en la calle alzaron la mano despidiéndose.

Volverían en caso de que los necesitáramos; sería cuestión de acordar la fecha y hora.

Pero seamos ciertos sin catástrofe

ni menos piedra enfática: nunca pudimos dialogar con ellos, aunque tal vez

no había mucho que decirse, y esto, en verdad, acaeció hace muchosaños.

Eso digo si fue. Por eso no vale la pena llevar ala ni cántico, por eso la luz

de pronto nos detiene, trístidos, sin fuego, por eso el mundo en su esencia

es injusto, inestable, cruel,

aunque luchemos porque no lo sea,

aunque sepamos de antemano y siempre de nuevo que golpes ni puntapiés ni gritos

te sirven para nada, que la sangre de la herida quedó por todas partes.

 

Pero los padres no volvieron. Qué vana historia, ay, qué vana fue la busca. Tal vez murieron

en la ruta, en reyerta común o en casa cómoda. Tal vez aún regresen. Tal vez, si hay dichosos, los sigan esperando.

 

Marco Antonio Campos.

 

 

 

  1. (al final)

 

También es cierto que algún día posiblemente seamos madres y padres. Entonces nos daremos cuenta de que los hijos fallamos a los padres de maneras concretas y que los padres fallan a los hijos de infinitas formas, de todas. Veremos a nuestros hijos llegar a esa edad en la que estén convencidos que saben más que nosotros sus padres y miraremos a otro lado. Entonces pensaremos en nuestros padres y les hablaremos de ellos. Nos daremos cuenta de que el futuro es un lujo, y que hay que pelear por él.

Nunca estaremos a la altura de lo que pudimos haber sido, nunca cumpliremos el proyecto que alguien imaginó para nosotros, siempre seremos algo más y por lo general nos sentiremos menos.

Ya habrá tiempo para eso.

Por ahora buscamos reencontrarnos con nuestro pasado en otro lugar, romper la narrativa hegemónica de lo que nuestra vida es.

Dice el poeta: elegimos la forma más lenta de volver a casa, pero ya estamos cerca.

 

 

Lagartijas tiradas al sol. Marzo de 2012

 

Se Rompen las Olas

 

Un proyecto de Mariana Villegas

Asesoría artística: Luisa Pardo, Gabino Rodríguez, Cesar Ríos y Francisco Barreiro

Asistencia técnica: Fernando Álvarez Video: Carlos Gamboa.

Iluminación: Marcela Flores. Isadora: Emiliano Leyva.

Producción: Lagartijas tiradas al sol.

 

El Rumor del Incendio